El desarrollo y crecimiento de cada niño es diferentes. Hay niños que nacen con unas capacidades superior o inferior a la media, pero existen unas etapas de aprendizaje comunes para las que todos los niños están naturalmente preparados. Su evolución es progresiva, y no superan una fase sin haber pasado por la anterior.
Este desarrollo se puede acelerar, siempre y cuando sean atendidas las capacidades individuales de cada uno, pues como hemos dicho anteriormente, cada niño se desarrolla de una forma y a una edad diferente.
En cuanto a si es conveniente o no, hay varios puntos de vista:Por un lado, se puede defender la postura de que un niño que haya alcanzado un cierto grado de maduración, podamos potenciar sus habilidades innatas para aprender cosas más avanzadas, el niño se desarrollará más deprisa llegando a obtener mejores resultados en el futuro, no solo desde el punto de vista académico, sino también en su faceta personal.
CASO REAL
Hablemos de Laura:
Laura era una niña que aprendió a leer y escribir con dos años y medio (tan pronto como fue capaz de coger correctamente el lápiz). Esta aceleración en su desarrollo le dio herramientas muy útiles que consiguieron hacerla destacar sobre el resto de alumnos de su edad (Fue premio extraordinario de Bachillerato por alcanzar las mejores calificaciones de España). Actualmente tiene 24 años, dos carreras y está a punto de sacarse una tercera.
Esta aceleración del aprendizaje puede ser positiva también, en cuanto a un ambiente social, como los niños de la zona de México del texto. Tendrán unos conocimientos sobre una forma de vida distinta, y eso podría suponer una ventaja en el futuro. Esto demuestra que el ambiente influye en el desarrollo del niño.
Según el punto de vista de Vigotsky, no puede haber una aceleración del aprendizaje si no hay desarrollo, es decir, aprendizaje y desarrollo son dos procesos que interactúan.
Por otro lado consideramos, como dice Piaget, que “la función del maestro no es acelerar el desarrollo del niño sino asegurar que este se integre y se complete en cada etapa”. Podemos pensar que el niño debe ir aprendiendo conforme se va desarrollando, de forma paulatina y proporcionada para no saturarlo y agobiarlo.
Desde un punto de vista objetivo sí se puede producir una aceleración del aprendizaje ya que los niños absorben una gran cantidad de conocimientos e información, pero esta aceleración no es aconsejable ya que dichos conceptos solamente serán almacenados, pero no interiorizados, es decir, no se producirá en ellos un aprendizaje significativo lo que le supondrá un gran esfuerzo, pudiendo hacer que el niño se sienta presionado y estresado. También puede tener problemas a la hora de trabajar en clase y relacionarse con sus amigos, porque se puede aburrir y retrasar la clase. El niño asimila el resultado de un problema, pero cuando hay una variación no lo sabe resolver, esto es porque el razonamiento deductivo, el cual va de lo general a lo particular, no se habrá producido. Debido a esta problemática se debe esperar a que el niño madure y tenga la capacidad de pasar a la siguiente etapa o nivel por sí mismo.
Por eso, creemos que en el punto medio está la virtud. Que lo mejor sería la teoría mixta, es decir, una aceleración “controlada” porque creemos que es importante dar la oportunidad de que nuestros niños lleguen al máximo que pueden alcanzar, pero siempre y cuando el niño sea capaz de asimilarlo bien conforme a su capacidad personal.Trabajo realizado por:
Begoña Hidalgo
David Martín
José L. Minguillón
Estefanía Molina
Algunas reflexiones de vuestro ejercicio se contradicen. Si bien en el ejemplo explicáis que esta chica que conocéis ha tenido muy buenos resultado con esa aceleración, después decís que no es aconsejable.
ResponderEliminarUn saludo,
Ana Belén